¿Estás midiendo lo correcto… o solo llenando dashboards con números bonitos?
“Lo que no se mide no se puede mejorar”… pero si mides lo equivocado, solo estás afinando el piano mientras el Titanic se hunde.
¿Por qué lo vas a leer?
En una entrada anterior ya vimos qué son los KPIs, cómo se construyen y por qué son claves para cualquier estrategia basada en datos.
Si quieres repasarla, aquí tienes el enlace sobre qué es un KPI.
Pero ahora toca enfrentarlos con su primo confuso: la métrica.
Por si no lo recuerdas: un KPI (Key Performance Indicator) es un indicador clave de rendimiento.
Es una métrica especial que está directamente ligada a un objetivo estratégico.
No mide cualquier cosa, mide lo que realmente importa para el negocio.
Te suena, ¿verdad? Has perdido horas afinando fórmulas, revisando fuentes y diseñando visuales… solo para darte cuenta de que tu equipo sigue tomando decisiones a ciegas.
Vamos a poner orden entre tanto dato.
Hoy tú y yo hablamos, sin tecnicismos ni vueltas, de KPIs vs Métricas.
Y no, no son lo mismo.
Y sí, te lo han explicado mal.
El problema
En el 80% de los cuadros de mando (dashboards) que he visto, los KPIs están mal definidos.
O sobran.
O son métricas disfrazadas con trajes de gala.
El resultado: confusión, decisiones erráticas y reuniones eternas que terminan en “depende”.
Agitamos: ¿Te suena?
Veamos algunos ejemplos clásicos de métricas que suelen confundirse con KPIs:
🔹 “Ventas totales” sin contexto de objetivo.
🔹 “Usuarios activos” que no impactan ingresos.
🔹 “Tasa de conversión” sin saber a qué embudo pertenece.
Todo eso son métricas útiles… pero no son KPIs. Son como ingredientes sin receta.
La diferencia real (sin tecnicismos)
Recuerda: un KPI es un indicador clave de rendimiento.
Mide el progreso hacia un objetivo estratégico, no solo un número aislado.
Métrica: mide algo. Cualquier cosa.
KPI: mide lo que importa. Lo que mueve la aguja. Lo que si no mejora… duele.
Un KPI te dice si vas bien. Una métrica solo te dice por dónde andas.
Cómo identificar un KPI de verdad
Hazte 3 preguntas:
- ¿Este dato está ligado a un objetivo claro?
- ¿Si mejora o empeora, cambia algo en el negocio?
- ¿Lo puede accionar alguien del equipo?
Si respondes NO a alguna… no es un KPI.
Es solo una métrica.
Quizás útil, pero no prioritaria.
Un caso rápido: ecommerce y marketing digital
Para ilustrar mejor la diferencia, aquí tienes algunos ejemplos concretos donde se suelen confundir métricas con KPIs, especialmente en ecommerce y marketing digital:
🔸 Marketing digital:
- Métrica: número de seguidores en redes sociales
- KPI: ratio de conversión de campañas (leads generados / impresiones)
🔸 Email marketing:
- Métrica: tasa de apertura
- KPI: tasa de clics sobre objetivo clave (CTA principal)
🔸 Ecommerce:
- Métrica: tiempo medio en página
- KPI: % de checkout completado
👉 Las primeras ayudan a entender el comportamiento.
Las segundas te dicen si vas cumpliendo objetivos reales del negocio.
¿Entonces… qué hago con las métricas?
No las tires.
Pero úsalas como apoyo, no como guía.
Piensa así: los KPIs son el volante; las métricas, el retrovisor.
Cierre cálido
Medir no es acumular cifras.
Es elegir las pocas que marcan la diferencia.
Porque el dato que importa no es el que más brilla, sino el que te cambia la jugada.
🎯 Define tus KPIs con intención.
Y convierte las métricas en tus aliadas, no en tu distracción.
Y ahora, ¿qué sigue?
Si llegaste hasta aquí, ya tienes una brújula para separar el ruido del valor real.
No necesitas más datos, necesitas mejores decisiones.
Y todo empieza con claridad: KPIs bien definidos, métricas bien interpretadas.
📌 Revisa tus cuadros de mando (dashboards). ¿Cuántos KPIs reales tienes? ¿Cuántas métricas están inflando el panel sin aportar dirección?
Haz limpieza.
Prioriza.
Alinea cada número con una acción.
Y si quieres ir más allá:
➡️ Revisa nuestra guía completa sobre cómo definir KPIs desde cero.
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Porque medir bien no es una opción.
Es lo que separa a los que suponen… de los que saben.